“Eran las tres de la mañana” cuando la abuela Rosa María (cuenta ella), se levantaba para alistar todo lo de la molienda de caña con bueyes, y ayudarle al abuelo Virgilio (El Hacendado). Luego de toda una semana de apronte, donde de manera milagrosa cada mula que le ayudaba en el apronte, llevaba sola la caña al trapiche, ellas conocían la ruta de llegada, ( increíble!!)

Cuenta la abuela que su labor iniciaba llevando un tinto bien caliente y un buen guarapo para la sed, el desayuno a las seis de la mañana, el algo a las diez, el almuerzo a las doce y la comida a las cinco. En la mañana los trabajadores lo primero hacían era prensar la caña, mientras otros enyugaban los bueyes con la yuntas, mientras el atizador, va calentando la hornilla para que el prensador inicie su labor,; dándole el paso al relimpiador y el pailero, quienes bajo el calor intenso no sólo del clima, sino de la hornilla y las pailas hacían su trabajo con dedicación.

Cuando estaba muy pequeña le preguntaba a la abuela, porque la panela tenía diferentes colores y ella con su paciencia respondía: que la textura iba desde tonos claros hasta tonos oscuros, por la edad de las siembras, de la acidez de la caña y si el templador hacia bien su trabajo con el batido.

En medio de mi curiosidad me sorprendían las manos de los trabajadores, grandes, ásperas y sucias, “tengo que admitirlo, me producían miedo”, pero que gracias a ellos, pude disfrutar algo que no puedo olvidar : como los teteros de agua panela, mi cola de caballo para ir al colegio, con el gel de ese entonces: “miel”, el raspado del pailón con leche (aunque luego me dolía la barriga) , las mulas con angarilla y cuando las lavaba (que mi abuelo me mandaba luego de una molienda ) con agua-miel en el pelo para que les brillará, ni que decir la molesta piquiña de las pelusas de caña cuando jugaba a las escondidas, o al rodadero improvisado del bagazo.

La abuela siempre contaba como la panela era importante y me hacía sentir orgullosa de lo que mis padres hacía; por ejemplo que la panela estuvo presente con los lanceros de Sácama y Guadualito en los esteros llaneros; la panela fue parte de la ración de las tropas combatientes en Colombia, ni que decir de las panelitas y la natilla de panela el 24 de diciembre; las melcochas que con mis amigos del colegio disfrutábamos, el claro con dulce macho, la limonada o el sirope.

Estas son parte de las historias que nos pueden contar en la visita a las enramadas de nuestra región, donde no sólo podrás escuchar y aprender acerca de la preparación de la panela y conocer los diferentes cultivos de caña, sino te podrás sumergir en la cultura y tradición de nuestros campesinos paneleros.

La panela de acuerdo al historiador y escritor Víctor Manuel Patiño en su libro “Esbozo histórico sobre la caña de azúcar”, menciona que la caña llegó a nuestro país, Colombia, aproximadamente en 1540 por Buenaventura e ingresa con más de sesenta mil esclavos negros que llegaron del África, para cultivar la tierra y a Villeta, llega por primera vez en 1816 con la llegada de Don Guillermo Wills, quien construyó el primer trapiche movido por agua que llegó al país, y se iniciaron en Cundinamarca los primero cultivos organizados de caña. Entre 1930 y 1932 ingresa la variedad de caña llamada POJ 2978 que hoy continua en muchas zonas del país. Y desde 1977 en honor y tributo a esta gran labor, que hacía parte primordial de la economía, nace el Reinado Nacional de la Panela.

Es importante conocer nuestras raíces, saber de donde venimos, ya que ello genera en el ser humano apropiación y la apropiación genera respeto y lucha por lo nuestro. Ser patriotas no sólo es llevar la bandera en alto, sino reconocer nuestra historia como base fundamental de nuestra cultura, reconocer el esfuerzo y valor de nuestros campesinos como los verdaderos héroes que son; por ello la invitación a que niños y niñas, hombres y mujeres visiten nuestra región y hagan parte de nuestra cultura, pues no podemos permitir que desaparezca con el tiempo la tradición panelera. Ven y acompáñanos en esta gran labor y misión.

 

Escrito por

Alejandra Hernández Benavides – Provincia del Gualivá

CORPORACION DE TURISMO DE CUNDINAMARCA – CORCUNDINAMARCA “Destinos con Bellezas Naturales”